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El emprendimiento social en Colombia

  • connectyb
  • 30 oct 2020
  • 3 Min. de lectura

Por: Juan Felipe Flórez, productor con más de 20 años de experiencia en televisión y cine, co-fundador de Historias en kilómetros y amante del séptimo arte y de las series.


Soy un emprendedor en Colombia, una actividad que cada vez se pone más de moda debido en parte a lo difícil que es conseguir un trabajo digno y a término indefinido y que cuente con todas las prestaciones sociales y beneficios de ley, siendo una tarea titánica y casi milagrosa tanto para los nuevos profesionales como para los que contamos con una vasta experiencia laboral. Ante este oscuro panorama surge como alternativa el maravilloso reto de emprender: ser nuestros propios jefes, asociarnos con amigos, conocidos o referenciados que al igual que uno se encuentran en esta emocionante tarea, y crear proyectos profesionales y de vida propios que ayuden a las personas a través de la tecnología a mejorar la calidad de sus vidas.


Mi emprendimiento es Historias en Kilómetros, un emprendimiento social que le da la oportunidad a las comunidades de ser los protagonistas de sus propias historias, para demostrar desde su punto de vista y de forma auténtica y sin censura todo lo que les acontece en su diario vivir y así brindarles viabilidad y exposición ante el mundo. Hasta el momento, el difícil acceso a las comunidades y a la falta de herramientas tecnológicas han sido obstáculos para que la gente del común pueda contar sus vivencias, ahí es donde Historias en Kilómetros quiere incidir brindando soporte técnico, teórico y práctico con profesionales de la industria cinematográfica mundial, que donan su tiempo para compartir con ellos sus conocimientos y experiencias profesionales, de tal forma que se construya una industria colaborativa como resultado de un trabajo audiovisual profesional que surja de las historias que las comunidades necesitan dar a conocer.


Sé que un emprendimiento social y artístico es un reto al que vale la pena apostarle, ya que en él intervienen muchas personas y se necesita de la colaboración de todo un equipo que recibe a cambio las mayores satisfacciones cuando ven a esas comunidades felices compartiendo una nueva experiencia y viendo el trabajo realizado y protagonizado por ellos mismos, pero sobretodo ver que eso lejano y ajeno que solo veían en sus televisores, ahora les permite mostrar lo maravilloso y mágico que es su entorno o lo duro y trágico que es vivir excluidos socialmente, y así hacer una catarsis colectiva que los medios tradicionales no permiten por diferentes estigmas o dificultades que impiden la formación de un público interesado por historias inspiradoras contadas por los héroes del común.


Nuestra plataforma les permite a ellos mostrar su trabajo al mundo y a nosotros el placer de apoyarlos y darles la oportunidad de mostrar sus trabajos en festivales internacionales, como en Berlín o en varios festivales nacionales, de cortometrajes, comunitarios e incluso en salas y cine foros del país. Pero llega la pregunta de los inversionistas: ¿Es sostenible financieramente? ¿Sí es negocio?


Al inicio, hace ya varios meses, empezamos este recorrido por amor al arte y a la gratificación que nos produce el compartir nuestros conocimientos a otros que están buscando medios y formatos para contar sus historias, pero a medida de que compartíamos con las comunidades nos dimos cuenta que lo que nada nos cuesta hagamos lo fiesta, refrán colombiano que quiere decir que cuando las personas sienten que algo es regalado y fácil no lo valoran como corresponden, y no hay compromiso.


Por esto y otras enseñanzas que nos ha dejado esta experiencia, diseñamos un método donde exigimos compromiso de los participantes y el aval de un ente gubernamental o una asociación comunitaria. Las comunidades entienden que el conocimiento sin experiencia no funciona y que por más social que sea el proyecto el trabajo no se puede hacer solo. Se necesita de la comunidad y de toda una industria colaborativa que con el apoyo mutuo son capaces de crear maravillosos contenidos que pueden ser negocios totalmente viables.


Tenemos en este momento el apoyo de una banca de inversión brasileña y estamos en la tarea de conseguir apoyo nacional. Con sorpresa debemos admitir que nos apoyan más en el exterior que en Colombia, pero no desfallecemos en lograr que las miles de historias que faltan por contar lleguen a ver la luz, porque el emprendimiento social en Colombia debe seguir creciendo y fortaleciéndose, y porque de todos depende que las comunidades cuenten las historias de un país que está evolucionando para que la violencia, el abandono, el desplazamiento y el profundo sufrimiento no se repitan por el bien de las futuras generaciones.

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